No hay punto medio. La primavera o te enamora o te provoca un odio profundo. Si estás en el segundo grupo, seguramente podamos adivinar cuál es el motivo que te hace aborrecer el nacimiento de las flores, las mil aguas de abril y el sayo de mayo –que a este paso parece que se va a extender hasta julio-: la aparición de las alergias estacionales.
Durante esta época del año el ambiente se carga de la alegría pertinente del primer rayo de sol, pero también de polen, humedad, ojos hinchados y estornudos. La piel tampoco es demasiado amiga de las alergias y durante estos meses, se revela y se llena de picores, sequedad e irritabilidad.
Es muy importante que sepamos cómo cuidar el órgano más extenso de nuestro cuerpo y en unas cuantas claves aprenderás a protegerlo contra el elemento más impopular de la primavera.
Efectos que la alergia estacional puede tener sobre nuestra piel
El número de personas afectadas por alergia estacional está creciendo alarmantemente durante los últimos años. Este incremento se debe, por increíble que parezca, a factores climáticos como los cambios bruscos de temperatura y el aumento de los niveles de contaminación acumulada por la escasez de lluvias.
“Hasta ahora la evolución había sido favorable para los alérgicos gracias al agua caída a finales de abril, y que provocó un efecto de limpieza atmosférica y un descenso de las concentraciones de polen, este mismo tiempo lo que ha hecho es retrasar la polinización de gramíneas, por lo que se espera que sea más elevada” según informa la SEAIC (Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica).
A los ‘greatest hits’ de la alergia: moqueo, tos, nariz enrojecida y estornudos, se están sumando las patologías que afectan a la piel, causando efectos muy negativos para nuestra salud:
- Sensación de quemazón: la piel está repleta de vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas, lo que la convierte en el órgano más sensible de nuestra anatomía, lo que se agrava al ser también el más expuesto. Cualquier estímulo externo puede influir en su estado. Uno de los principales problemas que podemos encontrar es la sensación de ardor, que en ocasiones incluso puede desembocar en erupciones e incluso ampollas y costras.
- Prurito o picor: el picor es uno de los primeros efectos que aparece en la piel a causa de la alergia. El motivo de la aparición de picores es que los alérgicos durante los meses de marzo a junio tienen la piel más reactiva. Un picor extremo y alergias concretas como las que están relacionadas con las gramíneas pueden derivar en problemas más graves como la urticaria.
- Rojez y ronchas: estos síntomas vienen siempre relacionados con el picor. En la mayoría de las ocasiones se ven agravados por la exposición al sol y derivan en una erupción que se hace especialmente notoria en los meses de marzo y abril y que va desapareciendo poco a poco a medida que nos acercamos al verano. La rojez se hace especialmente patente en las zonas más expuestas de nuestro cuerpo, como brazos, rostro y escote.

Cuidados para que la piel no sufra la alergia primaveral
El proceso para eliminar una alergia es arduo y en muchas ocasiones lo único que se consigue es, con la asistencia de un especialista, paliar sus efectos y permitir que este tipo de patologías influyan lo menos posible en nuestro día a día.
Sin embargo, con pequeños detalles e introducción de hábitos en nuestras rutinas podemos ponérselo más fácil a nuestra piel.
- Exfoliación: mediante la práctica frecuente de exfoliaciones suaves, estamos permitiendo que nuestra piel se auto proteja de las agresiones externas, ya que al eliminar células muertas de forma manual estamos forzando a nuestra dermis a regenerarse y a crear de nuevo una barrera contra las agresiones externas.
- Hidratación: mantener un nivel de hidratación adecuado a nuestras necesidades se convierte en pieza clave para salvaguardar nuestra piel de las agresiones de las alergias estacionales. Beber agua consigue mantener a los radicales libres (los mejores aliados para destruir las células sanas de nuestra piel) a raya.
- Alimentación saludable: para proteger nuestra piel tenemos que empezar a extremar las precauciones con nuestra alimentación, especialmente si de antemano sabemos que tenemos una dermis hipersensible. Debemos evitar ingerir productos como café, alcohol, alimentos fritos o azúcar en exceso puesto que son sustancias que ‘sobreexcitan’ a nuestra piel y la hacen entrar en un estado de alerta nada favorable para nuestra salud. Por otro lado, hay una serie de alimentos que no sólo no son nocivos para nuestra piel sino que nos ayudan a cuidarla, como es el caso de la zanahoria, las espinacas o el boniato. Además, este tipo de ingredientes nos preparan para los cambios de temperatura que son habituales que se produzcan durante esta estación.
- Deporte: ¿sabes cuál es la mejor forma de eliminar toxinas? ¡Sudando! Si quieres que tu piel aprenda a protegerse solita, practica deporte al menos media hora al día. Además de conseguir eliminar sustancias dañinas, conseguirás que tu piel se oxigene.
- Protección frente a los rayos UV: como ya indicábamos antes, los efectos de la alergia se pueden intensificar con una exposición prolongada al sol. Pese a que el astro rey no es tan nocivo en la primavera como durante la etapa estival, es necesario que cobremos conciencia de cómo puede estropear nuestra piel si no empleamos unas pautas de protección adecuadas, como la aplicación de un protector que la mantenga hidratada y protegida.
Qué hacer cuando la piel ya está dañada
Dejarlo todo para última hora no es una buena costumbre, pero por desgracia está tan extendida que cuando nos queremos dar cuenta ya es demasiado tarde para ponerle remedio y hay que pasar a encontrar una solución.
Después de que la piel haya sufrido los devastadores efectos de la alergia, es posible que en nuestro rostro hayan quedado marcas de nuestro descuido. Pero no hay que desesperarse demasiado deprisa, puesto que la solución es más sencilla de lo que parece:
- Peeling facial: este tipo de tratamiento se podría considerar como una exfoliación extrema. Mediante el peeling se consiguen eliminar las capas externas de la piel y con ellas se van todas las imperfecciones que hayamos adquirido por descuidarla demasiado. Una vez que esas capas se han eliminado, hay una completa regeneración de células, lo que nos da una nueva oportunidad para poder cuidarnos y no repetir los errores que cometimos en el pasado.
- Láser Fraxel: el láser Fraxel asegura la eliminación de manchas y lo más importante: de las rojeces que se puede producir, como ya hemos explicado, por la sobreexcitación de nuestra piel.

Además, este tratamiento tiene una ventaja doble: además de poder borrar los efectos de la alergia estacional en nuestra piel, podemos aprovechar el viaje para conseguir un efecto rejuvenecedor en nuestro rostro.
La sucesión de estaciones es inevitable, pero podemos protegernos contra los cambios que ellas traen y los efectos nocivos que tienen para nuestra salud.
La alergia estacional se ha convertido en uno de los nuevos elementos a introducir en la ecuación del buen estado de nuestra piel y, ya sabes: si no has podido prevenir, lo mejor es que empieces a curar lo antes posible.