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Tu pecho también sufre el paso del tiempo

Envejecimiento de pecho | Clínicas Diego de León

Últimamente se ha puesto muy de moda un nuevo término que define muchas cosas y ninguna a la vez. En este afán por crear palabras mezclando otras, probablemente haya llegado a tus oídos aquello de ‘viejoven’. En muchas ocasiones la edad biológica y la cronológica difieren enormemente por naturaleza y en otras ocasiones, como es lógico, queremos que esas edades no se correspondan en absoluto o lo que es lo mismo: tener 40 y lucir como cuando teníamos 20.

Sin embargo, es muy complicado mantener nuestros ritmos biológicos sujetos a nuestra voluntad. Las canas, las arruguillas, la flacidez…aparecen y nos hacen preguntarnos qué podemos hacer para eliminar el maldito ‘vie’ de ese nuevo palabrejo.

Canas, arruguillas, flacidez, te repites una y otra vez y es que son ¡la tríada del diablo! Pero ¿sabías que hay otra zona de tu cuerpo que envejece a un ritmo vertiginoso? Nunca habrás reparado en ello, pero tus pechos también están buscando desesperados la fuente de la eterna juventud.

El pecho es la parte del cuerpo de la mujer que más rápido envejece

Puede que te hayas quedado de piedra, pero esta afirmación es completamente cierta. Un reciente estudio realizado en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA) ha demostrado que la mayoría de las mujeres presentan un envejecimiento prematuro del pecho, que puede alcanzar hasta unos impresionantes diez años de adelanto con respecto a la edad biológica.

La culpa de ese desfase la tienen las células, o más bien los cambios en el patrón de marcas químicas de nuestro ADN que se producen por el propio proceso de envejecimiento. Esas modificaciones en nuestra bioquímica desencadenan las canas, las arruguillas, la flacidez y, cómo no, nuestro recién descubierto envejecimiento pectoral.

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La edad de nuestros pechos puede ir adelantada incluso 10 años con respecto a nuestra edad biológica.

Pero… ¿por qué el pecho es la parte del cuerpo de la mujer que más rápido envejece? Porque, además de ser una zona razonablemente expuesta –sobre todo en verano- y por lo tanto de sufrir las inclemencias de factores externos como el sol, está siendo continuamente bombardeada por hormonas. Estos dos preceptos hacen que la capa de colágeno que cubre toda nuestra piel y que se encarga de mantenerla tersa y firme, pierda fuerza.

Además, se suma que la estructura de la mama es especial, ya que contiene una serie de ligamentos que permiten que la glándula mamaria y la grasa que la recubre no sufran los efectos de la gravedad.

Por lo tanto, nuestro pecho es atacado por tres frentes, cada uno correspondiente a cada uno de sus capas. Diseccionémoslo como si se tratara de una muñeca rusa:

  • La piel
  • El tejido subcutáneo y la grasa
  • La glándula mamaria, influenciada por las hormonas

Con tres enemigos internos tan grandes, ¡por fin entendemos por qué el pecho es el primero que sufre el ataque de la senectud!

Detecta si tu pecho está haciéndose mayor

Ahora que te hemos puesto sobre la pista y que ya conoces algunas particularidades de la zona, es hora de que empieces a investigar y te preguntes de qué modo está tu pecho abandonando sus años ‘mozos’. Estas son las principales claves que tienes que tener en cuenta para descubrirlo:

  • Caída de la mama. Como hemos indicado, por pérdida de colágeno.
  • Cambios en la apariencia de nuestros pechos. Aplanamiento y pérdida de tejido adiposo, lo que hace que muestren un aspecto más pequeño.
  • Pezón ligeramente invertido. Puede que notemos que nuestros pezones se están revertiendo o para entendernos mejor: metiéndose hacia dentro.
  • Areola más pequeña. Por los diferentes procesos de transformación de la mama, la pigmentación del pezón puede reducirse considerablemente e incluso llegar a desaparecer.
  • Pérdida de vello alrededor del pezón.
  • Aparición de manchas solares y otras máculas que provocan que el aspecto de nuestro pecho sea mucho más lánguido y envejecido.

Es recomendable que al menos una vez al mes nos realicemos un autoexamen de mamas. Esta importante rutina nos puede servir además de para vigilar el envejecimiento de los senos observando lo indicado, para detectar posibles anomalías como bultos o dolores anormales al tacto que pueden derivar en diversos problemas de salud, como el cáncer de mama.

Factores que aceleran la pérdida de juventud del pecho

Fíchalos e intenta suavizar sus efectos.

  • Malos hábitos: este puede que sea el factor más común y relevante. La alimentación también juega un papel muy importante en la deceleración del proceso de envejecimiento celular: mantén una nutrición saludable y haz que tus células estén tan felices y cómodas que no se preocuparán por envejecer hasta que les llegue la hora. Por otro lado, fumar o beber alcohol con mucha frecuencia, provocan la aceleración del proceso de deterioro y pérdida del colágeno.
  • Exposición excesiva al sol: el sol es la definición ideal de arma de doble filo. La obsesión por lucir bronceada y sobre todo los descuidos con la crema protectora, hacen que nuestras células se resientan y que el colágeno grite: ¡ya basta, por favor! Mientras va pereciendo.
  • Menopausia: el cese de la producción de estrógenos hace que el tejido de la glándula se encoja, puesto que deja de estar preparada para la lactancia. Esto provoca que el tamaño de la mama presente un aspecto más pequeño, lo que también modifica la estructura del tejido conectivo, que se vuelve menos elástico y por lo tanto hace que la mama caiga. En algunas ocasiones estos síntomas no se pueden notar, ya que la menopausia puede influir en la ganancia de peso, por lo que el pecho no vería modificado su tamaño.
  • Embarazo: de nuevo volvemos a encontrarnos con nuestras amigas las hormonas. Durante esta etapa están revolucionadas y su acción kamikaze se nota en la glándula mamaria, que va a ver modificado su tamaño y va a estar impaciente por comenzar la lactancia, durante la cual también se producen importantes modificaciones en la estructura pectoral. Además, los cambios de peso que se producen antes, durante y después de dar a luz, no ayudan a que el pecho consiga mantenerse en su lugar.

    Con la menopausia el volumen de nuestras glándulas mamarias disminuye.
    Con la menopausia el volumen de nuestras glándulas mamarias disminuye.

No son pocos y están ahí, acechándote, pero ahora que sabes lo que pueden hacer es hora de que te empieces a cuidar y a intentar paliar lo máximo posible los elementos que favorecen la aceleración del proceso de envejecimiento.

Parar el envejecimiento de tus pechos es fácil (si sabes cómo)

Como siempre decimos: nos encantaría tener una máquina para frenar el tiempo, pero hasta que nazca un genio como Doc que nos lleve en su Delorean junto a Marty McFly, preferimos cambiar las ruedas por las luces del quirófano y al científico por un cualificado cirujano.

Existen diferentes opciones para  hacer que tu pecho sea un abanderado del ‘forever young’ –el por siempre joven, de toda la vida-.

  • Mastopexia: es la mejor solución al problema de envejecimiento de los pechos. Consiste en la recolocación de la mama y del estiramiento de la piel de la zona, lo que hace que los pechos no sólo vuelvan a su lugar, sino que luzcan más tersos gracias al lifting que se practica. Esta intervención se puede combinar además con un aumento de pecho para asegurar también que el volumen de la mama es el adecuado.
  • Aumento de pecho: esta intervención arregla el problema de la pérdida de volumen o de deformación de la mama.
  • Tratamientos para la eliminación de manchas: como ya sabemos, el sol es uno de los culpables del aspecto envejecido de nuestros pechos. Recurrir a tratamientos para la eliminación de las manchas solares como el láser o el peeling, puede ser una magnífica vía para acabar con las impurezas de nuestra piel.
  • Lifting sin cirugía: también conocido como Thermage CPT. Esta técnica permite borrar las arrugas del escote mediante radiofrecuencia y transfiriéndole una apariencia completamente renovada y… ¡de chica veinteañera!

La ventaja de este tipo de tratamientos es que las células sigan envejeciendo de forma natural, pero el pecho consiga mantener su apariencia gracias a las modificaciones que se le han practicado durante la cirugía. De este modo, nuestra salud no se verá en absoluto resentida, la biología seguirá su curso y la única que sabrá que eso nunca afectará a tu aspecto, serás tú –y aquellos a los que le quieras contar tu secreto-.

Ahora ya lo sabes, la tríada del diablo (canas, arrugas y flacidez) tiene que ir dejándole hueco entre sus filas a un nuevo miembro, el envejecimiento de los pechos. ¡Sólo tú puedes impedir que se hagan con un nuevo recluta! Y recuerda que ahora tienes a tu disposición unas armas infalibles para conseguirlo.

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