Mantener un peso saludable puede pasar de ser una preocupación meramente estética a un auténtico problema de salud. Cuando hemos llegado a este nivel, es necesario que nos planteemos alternativas para recuperar el equilibrio en nuestro organismo y una de ellas puede ser una reducción de estómago.
IMC: no el único indicador pero sí el más importante
Pese a que el IMC no es el único indicador a tener en cuenta a la hora de decidirse por un tratamiento de reducción de estómago, sí que es esencial tenerlo en cuenta. La relación entre la altura y el peso puede ser muy aclaratoria sin embargo tenemos que considerar otros factores ya que aunque se tiene en cuenta el peso, no se sabe qué cantidad corresponde a musculatura y cuál a grasa.
No obstante, un IMC superior a 30 ya nos tendría que poner en sobre aviso y marcarnos un punto de partida para comenzar a plantearnos un tratamiento de reducción de estómago, ya que en este punto podríamos estar hablando de un grado moderado de obesidad. En este momento, un equipo de nutrición cualificado es el que ha de orientarnos sobre cuál es el camino a seguir.
Tenemos que tener en cuenta que existen diferentes tratamientos de reducción de estómago tanto con (manga gástrica, bypass) como sin cirugía (balón gástrico, método POSE y método Apollo) y que tienen unas especificaciones diferentes. Cada uno de ellos está destinado a tratar un grado diferente de obesidad y es el médico el que nos ayudará a decidirnos por el más adecuado.
Cuando la dieta y el ejercicio no son suficientes
Por otro lado, la primera opción del paciente siempre ha de ser una combinación de dieta y ejercicio sin embargo no siempre es la adecuada ya que pueden entrar en juego otros factores como: falta de motivación, problemas genéticos, desconocimiento sobre unas pautas correctas de alimentación, dietas poco adecuadas… Cuando esa alternativa no da sus frutos y vemos que nuestro problema persiste y está derivando en diversos peligros para nuestra salud, es hora de que nos planteemos una reducción de estómago.
No pasa absolutamente nada si has fallado en tu dieta o si un día te apuntaste al gimnasio para intentar perder peso y nunca llegaste a ir. El sentimiento de frustración y desmotivación no es extraño y no tienes que sentirte mal por ellos, quizá la solución resida en otros lugares y acudir a un nutricionista o acercarte a un profesional bariátrico para conocer más sobre los tratamientos de reducción de estómago pueda salvar tu vida.
¡Atrévete a saber! Y si ese saber puede acercarte a un modo de vida saludable, hazlo con más motivo.