El tratamiento con hilos tensores consiste en reafirmar la piel mediante la introducción en el rostro de pequeños filamentos que la tensan y gracias a lo que se consigue no solo eliminar las arrugas, sino también la flacidez. Los efectos de este proceso son similares a los del lifting, con la diferencia de que no se requiere anestesia ni quirófano ya que es mínimamente invasivo.

La principal ventaja de los hilos tensores frente a otros tratamientos de medicina estética para el rejuvenecimiento, es que los efectos son visibles hasta el año y medio o los dos años después, dependiendo de cada paciente y de si este sigue las indicaciones pautadas por su doctor.

Una vez pasado ese tiempo, los filamentos son absorbidos por el propio organismo en un proceso completamente inocuo y natural. Los hilos tensores están fabricados con un compuesto biodegradable por lo que la eliminación de los mismos es un proceso seguro para el paciente.

Una vez transcurrido el periodo de absorción, es posible volver a realizar el tratamiento de modo que el rostro se puede seguir tensando hasta que el paciente lo desee y el doctor considere médicamente seguro y oportuno.

Además de en el rostro, el tratamiento con hilos tensores se puede practicar en cuello y glúteos. En el caso de esta última zona se consigue un efecto de volumen, ya que las nalgas se elevan y adquieren un aspecto más abultado.

Por otro lado, el proceso de recuperación de este tratamiento es corto y muy sencillo. Siguiendo las pautas del doctor, el paciente podrá incorporarse a su rutina diaria prácticamente al salir de la consulta.