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La dieta de Papá Noel

Dietas navideñas

Buenos días, tardes o noches, dependiendo de a qué hora me estéis leyendo. Soy Papá Noel ¡y estoy cansado de que me pidáis cada año quedaros en vuestro peso ideal! Vale que tenga ciertos poderes mágicos, pero si no ponéis de vuestra parte ¡esto es imposible! Y como luego vienen las quejas porque vuestro propósito no se ha cumplido y me echáis a mí la culpa, voy a daros una serie de consejos para que este año nuevo sí que sí os pongáis en forma.

He puesto a dieta a todo mi pueblito lapón y estas navidades ¡vamos muy a tope con lo healthy! Hasta los renos han suprimido los azucarillos de su dieta y ahora sólo comen césped -traído de las mejores praderas de Suiza, eso sí, un caprichito hay que darles- y alguna que otra zanahoria.

Ya, ya sé que con mi aspecto físico quizá no os parezco la persona más adecuada para daros estos consejos, pero ya me puse la pilas, me hice una manga gástrica y el año que viene seguro que voy a estar divino. De hecho, esto que vais a leer a continuación está orientado por mi nutricionista. Ella no me pasa ni una ¡y yo no os la voy a pasar a vosotros! Porque como cantaba Luis Miguel: ¡yo lo sé todo, no podéis huir!

El desayuno: evita la dulce tentación del chocolate caliente en Navidad

¿Sabéis esa peli de Mel Gibson? La que trata sobre los últimos días de la vida de Cristo. A lo largo de ella se le presenta varias veces el diablo para tentarle y ¡qué paradoja! Que precisamente las fechas en las que el Niño Jesús vino al mundo sean justo en las que más tentaciones se nos presentan.

Sabemos que la estampa de los calcetines calentitos y la taza de chocolate en la mano es cuanto menos adorable, pero ¡no es nada recomendable! Evítalo a toda costa. El té con agua queda igual de bonito en las fotografías y no arruinará tu propósito de año nuevo, además existe té con sabor a chocolate ¡no se le puede pedir más a la vida! Si te apetece algo más especial, por eso de celebrar estos días de forma diferente, también puedes prepararte un batido con las frutas de temporada. A Rudolph el reno le vuelve loco el de uva y pera y es normal porque ¡está delicioso!

Puedes sustituir el chocolate caliente por té con sabor a chocolate.

El almuerzo navideño: ¡esquiva esos polvorones!

¡Malditas sean las cestas de Navidad y los regalos alimenticios en la oficina! ¿Por qué el regalo no puede ser quinoa y una buena cesta de fruta y verdura? Yo este año, a mis elfos les he regalado una cesta de lo más saludable. Algunos no parecían muy contentos pero ¡ya me lo agradecerán!

Si la tentación del chocolate nos golpea el cerebro cada vez que abrimos instagram y vemos fotos ideales de modelos tupiéndose a Paladin, la de los polvorones nos ataca directamente en el sitio en el que más tiempo solemos pasar: ¡la oficina!

Para estos casos lo mejor es inspirar, expirar y llevar nuestro propio almuerzo de casa. Unas tortitas de arroz y un par de lonchas de pavo son una opción más que recomendable, así como una porción de fruta o un puñadito de frutos secos. Las castañas para mí, son bocatto di cardinale, por eso, en mi taller de regalos hemos contratado unos castañeros que nos proveen de estas delicias españolas, pero no las comemos cuando nos aburrimos, las comemos a nuestras horas porque picar entre horas ¡no es una opción!

Se nota que El Grinch no ha leído este artículo. Comer entre horas ¡nunca es una opción!

La comida: piensa en los excesos de las comidas de Navidad

No es cuestión de que te martirices contando calorías, pero tampoco de que te escudes en aquello de “total, si estos días ya me voy a poner hasta arriba en los eventos navideños”. Cuidar tu alimentación durante los días en los que no tienes comilonas familiares o con amigos es la clave para no subir la cuesta de enero con demasiados kilos de más.

Intenta que durante los días intermedios a las celebracione de Navidad, tus comidas estén decoradas con los tonos verdosos de las verduras de temporada y de carnes magras cocinadas con el menor nivel de grasa posible. Vuélvete tan healthy en la cocina que te den ganas de colgar un ramito de muérdago en ella para poder besar tu plancha de cocinar sin remordimientos -¡apagada eso sí, no queremos disgustos!-.

La merienda: ¡atrás turrón!

Después de la cesta de navidad y los polvorones en la oficina, llega otro clásico de la Navidad: la bandeja de dulces en casa de tus padres. Ante la tentación ¡pide té! llévate un par de barritas digestivas en el bolso y sobre todo ¡no mantengas contacto visual directo con la bandeja de los turrones! O te convertirás automáticamente en una tableta de turrón de alicante con sus restos de dientes partidos y todo.

La cena: sigue la dieta de Navidad de mis renos

No, no te estoy sugiriendo que comas césped, pero sí que recurras de nuevo a las verduras. Combinadas con una ración de pescado hervido o a la plancha son una cena saludable maravillosa e ideal para tu dieta ‘inter-festivos’.

Cuando abras la nevera piénsatelo dos veces, acuérdate de mí y que en tu cabeza resuene ¡Ho, ho, hoy toca cena equilibrada!

Intentar dejar de lado las carnes y los lácteos grasos, es una decisión ideal para estos días.

Bonus: ¡odio la Coca Cola!

No sé por qué los malditos señores de Coca Cola decidieron escogerme como imagen de su marca y encima ¡me cambiaron el traje verde por el rojo! Con lo mal que me ha sentado siempre ese color.

Por aquí ya os informaron de lo nocivas que pueden resultar las bebidas gaseosas, pero nunca está de más recordarlo y más en Navidad, cuando además tendemos a endulzar las bebidas espirituosas con ellas. Fatal decisión también pasarse con las copas, por cierto. Donde esté un buen vinito -uno solo, que nos conocemos- acompañando nuestros festejos ¡que se quiten los cubatas! El vino caliente tampoco está nada mal y es una de las especialidades aquí en el Polo Norte ¡quedáis invitados!

Espero que ahora al fin, vuestro deseo de comenzar el 2017 de forma más saludable se haga realidad. Yo de momento voy a pegarme unas buenas horas de ejercicio físico repartiendo el resto de regalos que me habéis pedido, así que tengo que despedirme ya de vosotros.

¡Que la nariz de Rudolph os guíe por los estantes de comida healthy del super mercado! Y lo más importante ¡que paséis una muy feliz navidad junto a vuestros seres queridos de parte de todos los habitantes del Polo Norte!

Posdata: os pido por favor que este año no me dejéis tantos dulces. Uno ha aprendido a resistir la tentación ¡pero tampoco es de hierro!

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