Con la Navidad llegan las comidas de empresa, las celebraciones, los dulces…nuestra rutina saludable se modifica y la báscula se dispara. No hay que olvidar que los descuidos de estas fechas son muy importantes para la salud, sobre todo a nivel cardiovascular, ya que los excesos aumentan el colesterol y la tensión, además de los kilos 3 a 5 kilos demás que se suelen coger.
¿Una vez al año no hace daño? Aunque la creencia popular es que salirnos de nuestra rutina nutricional en Navidad no es malo, lo cierto es que es bastante perjudicial para nuestra salud, ya que seamos sinceros, el resto del año también realizamos otros excesos.
En estas festividades la gente se relaja y disfruta de reuniones sociales en las que está muy presente el alcohol y los cócteles explosivos, además de que las comidas navideñas suelen incluir ingredientes grasos, salsas y frituras poco saludables.
Es el momento de seguir una serie de pautas para enseñarnos a disfrutar de la Navidad saludable:
- Come sólo un plato principal: Evita las raciones grasientas, los canapés, las “tapitas” con los amigos. El picoteo nos impide controlar la cantidad de comida que ingerimos y a la larga, acabamos más de lo que deberíamos. Lo mejor, opta por pedirte tu plato a parte y que sea lo más saludable posible. Si es en plan buffet, coge un plato vacío y rellenarlo con sólo lo necesario que vas a comer (sin repetir).
- Opta por las verduras: si el menú tiene más de un plato o puedes elegir entre varios primeros, evita los fritos, los platos ricos en hidratos, los alimentos rebozados o con abundantes condimentos. ¡Las verduras son tus aliadas! Son una fuente de fibras, minerales y nutrientes que evitan el riesgo a padecer enfermedades crónicas. Pídelas a la plancha, al horno, en crema o con aceite virgen extra, u opta por las ensaladas variadas pero sin salsas. Si están en el menú, prueba las verduras de temporada, como la alcachofa, altamente diurética y con alto contenido en minerales o la berenjena al horno, buenísima con un poco de queso light.
- ¿Pescado o carne?: Puedes optar por ambos, pero siempre los menos grasos. Evita las frituras, los fiambres, los embutidos y las salsas prefabricadas de acompañamiento. Las carnes no son malas, sólo hay que aprender a elegir las correctas y a prepararlas adecuadamente. Por ejemplo, si tenemos ácido úrico, lo mejor será elegir carnes blancas por su bajo contenido en purinas. Si en tu Navidad saludable optas por la carne, elige aquellas que tienen más proteínas como el pavo, la pechuga de pollo o los cortes magros de ternera. Si prefieres el pescado, ten en cuenta que los más grasos son la caballa, el atún, el salmón, las sardinas, el jurel y otros similares. En ambos casos, evita las guarniciones, ya que además de un exceso de calorías, restan sabor al alimento principal.
- ¡Peligro con los dulces!: El turrón, mazapán, bombones, roscón… sabemos que es imposible decir no a todos los dulces por lo tentadores que son. Así que te proponemos seleccionar con moderación el que más te apetezca. ¿Un truco? Comparte postre con algún comensal, así repartirás el aporte de calorías y azúcares. Si puedes evitar la ansiedad de no comer dulces, elige una fruta de temporada, como el kiwi, la naranja o la granada, ricos en nutrientes e ideales para decir adiós a los resfriados.
- A raya con el alcohol: Aunque todas las cenas y comidas navideñas van acompañadas de vino, champán, sidra y licores varios, hay que evitar consumirlos o reducir su ingesta al mínimo. ¿La razón? El alcohol son calorías vacías que no aportan nada a nuestro cuerpo. Una buena opción es intercalar alcohol con vasos de agua con gas o con limón. De esta manera, además de evitar la temida resaca del día siguiente, podemos eliminar antes el alcohol de nuestra sangre.
- Bebe mucha agua: Imprescindible beber dos litros de agua al día, o lo que es lo mismo, ocho vasos de agua. Además de hidratarnos (sobre todo después de las grandes comilonas que producen deshidratación), nos ayuda a eliminar toxinas y nos facilita el tránsito intestinal. En las comidas de Navidad también puedes optar por infusiones, sopas o zumos naturales, nunca pidas refrescos carbonatados con gran aporte de azúcares. Además, si tienes problemas de retención de líquidos o hipertensión, opta por controlar la sal extra que echas a los platos.
- ¡A tope con el ejercicio!: Después de tanta comida, para bajar las calorías ingeridas, nada como dar largos paseos viendo las luces de Navidad, o bajar y subir escaleras e los innumerables centros comerciales donde comprar regalos.
- Lleva tu kit de supervivencia: Antes de que el hambre se apodere de ti al ver los dulces navideños, prueba por llevar siempre contigo una botella de agua, fruta (como manzana o pera), frutos secos o un producto lácteo que no necesite refrigeración.
Si quieres llevar una dieta saludable esta Navidad, puedes pedir una 1ª Cita informativa gratis con nuestra nutricionista llamando al 900 844 450.