Las revistas cada semana se llenan con especulaciones y certezas sobre las intervenciones quirúrgicas de las celebs; las nalgas de Kim, los pómulos de Nicole Kidman y hasta la papada de María Teresa Campos han pasado a copar las páginas de papel cuché y muchos culpan al boom de la cirugía estética y sobre todo al ansia por alcanzar los cánones de belleza que la sociedad actual parece que exige pero ¡tenemos algo que contaros! Esto de la cirugía estética entre los famosos viene de largo, ¡de muy, muy largo! Y es que los precursores se encuentran allá por los años 50, en pleno auge del star system hollywoodiense.
‘Operarse significa no tener que decir nunca lo siento’ y eso es precisamente lo que pensaban Marilyn, Rita y Frank entre otros que decidieron darse a los brazos de la cirugía estética en busca de esa perfección que se convirtió en el icono de toda una época y en el inicio de lo que hoy en día es Hollywood y toda su parafernalia en torno a la prensa rosa y el culto a la belleza.
La rinoplastia de Marilyn Monroe: ‘Nadie es perfecto’
Ella es y será siempre uno de los grandes iconos del cine occidental. Dan igual los años y generaciones que pasen: Marilyn siempre será reconocida como uno de los grandes mitos de la gran pantalla y también como el icono sempiterno de la moda y la belleza que traspasa todo tiempo y lugar.
Su belleza natural cautivó a la industria hollywoodiense y su público desde aquella tímida foto que le tomaron en la fábrica en la que trabajaba como técnica y que supuso el inicio de su carrera. Ese flechazo se mantuvo hasta que incluso después de su muerte, se la siguió considerando como uno de los mayores ídolos pop y símbolos eróticos de la historia.
Sin embargo, había un par de rasgos que no acababan de conocer a Norma Jeane -verdadero nombre de Marilyn- su nariz y su mandíbula. Estos complejos se vieron incrementados por el auge del star-system por el que las grandes productoras apostaban por jóvenes promesas del cine con rostros perfectos que muchas veces modelaban a su gusto con la cirugía estética.
Pese a que siempre se habría especulado sobre la veracidad de las operaciones de Marilyn, estas se confirmaron gracias a la venta de su expediente médico hace algunos años. En él se revelaba que efectivamente, Monroe se había sometido a una rinoplastia para corregir una deformación fruto de una caída. Con la reconstrucción de su nariz, consiguió además afinar su perfil corrigiendo el dorso y elevando la punta.
Por otro lado, después de años acomplejada con la forma de su mentón, decidió acudir al cirujano estético que aportó como solución un pequeño implante colocado de forma muy avanzada para la época, ya que apenas se notaba y ni el rostro ni la expresión de Marilyn perdieron un ápice de naturalidad.
El pelo de Rita Hayworth: ‘No tengo pasado, solo futuro’
‘No tengo pasado, solo futuro’ es una de las frases más características de Gilda y también la máxima vital de Rita Hayworth cuando se dio cuenta de que su estancia en el star system dependía de una apariencia inmaculada y sobre todo…adaptada al modelo de belleza americano.
Rita era consciente de que en los años 50 sus rasgos latinos no tenían asegurado el éxito y por ello decidió modificar una parte de su cuerpo que puede que hoy en día nos pueda parecer impensable: ¡el nacimiento de su pelo! Y es que se consideraba que la belleza occidental prototípica debía de tener una melenaza pero que creciera en la parte superior de la frente, de tal forma que permitiera lucir su bello rostro -previamente retocado con la rinoplastia de rigor- sin dificultad.
La sensación de mayor amplitud en la frente actualmente se puede conseguir con métodos como la aplicación de hilos tensores, sin embargo en aquella época esta técnica aún no se había inventado y Rita tuvo que someterse a doloras sesiones de electrolisis para conseguir retrasar dos centímetros el crecimiento de su pelo genuinamente hispano.
Los pómulos de hierro de Marlene Dietrich: elegancia hasta en el caer
Uno de los mayores miedos de Marlene Dietrich en ‘Testigo de cargo’ era desmayarse: “nunca me desmayo porque no estoy segura de caer con elegancia” decía Christine Vole uno de los personajes más característicos de la actriz. Esa perfección que buscaba Christine sin embargo traspasaba el personaje y definía a la perfección a Marlene.
Dietrich, de origen alemán, era muy rigurosa con su aspecto físico, porque al igual que sus coetáneos era consciente de la importancia de la imagen para mantenerse a flote en la agitada industria del cine de los años 50 en Estados Unidos.
De los pómulos de la Dietrich se decía que eran capaces hasta de cortar diamante y pese a que ella nunca confirmó ni desmintió, era de sobra conocido que su rasgo más característico no era ni mucho menos fruto de la generosidad de la naturaleza. El objetico de Marlene era marcar sus rasgos germánicos y para ello recurrió a unos implantes de pómulos que endurecieron su rostro y le dieron unas facciones con las que ninguna actriz de la época podía competir.
Se rumoreaba también que parte de esa magia se había conseguido no solo a golpe de bisturí, sino también con un toque de tenazas puesto que al parecer la actriz también habría optado por eliminar sus muelas para hundir la zona de los carrillos, destacando más los pómulos. ¡Ay si por aquel entonces hubieran estado de moda las misma cirugías que hoy en día! Una buena extracción de las bolas de Bichat le hubiera ahorrado una dolorosa visita al dentista.
El lifting facial de Frank Sinatra: De aquí a la eternidad
‘De aquí a la eternidad’ es la película que acabó de ensalzar al guaperas de Frank Sinatra como el mito erótico definitivo. Es uno de los films con las escenas más tórridas de la época y es que lo de lucir palmito en la gran pantalla no lo inventó Mario Casas: la fiebre de los años 50 por los abdominales también existía y Sinatra restregándose sin camiseta a las orillas del mar fue el encargado de hacerla subir.
Ser el icono pop de la época no debía ser nada fácil y Sinatra se había ganado este título por doble partida ya que su faceta como actor no le hacía ni mucho menos sombra a sus dotes como cantante -y de hecho es más reconocido como lo segundo-. Sinatra era un auténtico bombón para la industria cinematográfica estadounidense y es que valía tanto para un roto como para un descosido.
Sin embargo sabía que ni su talento, desenvoltura y encanto podían hacer frente a su mayor enemigo: el paso de los años. Pero Sinatra tenía guardado un as en la manga: puede que sus abdominales no resistieran el transcurso natural del tiempo pero su cara ¡sí que podía hacerlo! Y pasó por quirófano más de una vez para eliminar por completo las arrugas de su rostro.
La jovialidad de Sinatra se debía en gran parte a la sucesión de liftings en su cara y además de todas sus virtudes, fue lo que ayudó a mantener su fama hasta el fin de sus días.
La otoplastia de Clark Gable: ‘A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre’
‘Lo que el viento se llevó’ es el film más icónico de Clark Gable y la muestra perfecta de lo que se consideraba el prototipo de galán de la época.
La belleza natural de Gable es indiscutible, no obstante había una parte de su cuerpo que no acababa de convencerle del todo: sus orejas. Sí, Clark era el hombre por el que muchos suspiraban pero había algo que le impedía ser perfecto al cien por cien y eso es algo que el dandy estereotípico no podía permitirse, así que decidió someterse a una otoplastia.
Después de pasar por quirófano, Gable consiguió por fin esos rasgos que tanto ansiaba y se convirtió, entonces sí, en el hombre perfecto que la industria y el público demandaban -después claro de arreglarse también la dentadura-.
Después de este repaso, está claro que la cirugía estética no es ‘cosa de los tiempos que corren’. Pese a que cada vez cuesta menos reconocer los retoques, lo cierto es que la tradición de mejorar aquellas partes del cuerpo que suponen un complejo viene de muy atrás y es que, cada vez, estamos haciendo más caso a Rhett Butler (Clark Gable) y francamente, lo que te digan, tiene que importarte un bledo.