En muchas ocasiones, pese a que estemos siguiendo rutinas alimenticias y deportivas adecuadas, podemos notar que estamos aumentando de peso sin un motivo aparentemente justificado. Normalmente esas ganancias de peso van de los 6 a los 7 kilos y suponen un quebradero de cabeza sobre todo cuando intentamos perderlos y nos damos cuenta que de la misma forma misteriosa que aparecieron, se niegan a irse.
Estas circunstancias se dan especialmente en mujeres y tienen que ver con variaciones en nuestro organismo relacionadas con la producción de hormonas. Las hormonas influyen directamente en el ritmo y trascurso de nuestro metabolismo y esa es la principal causa de su efecto.
Hormonas causantes de los cambios de peso
Existen principalmente cuatro tipos de hormonas que tienen una influencia directa en la ganancia de peso y son las siguientes
- Insulina. Para que nos hagamos una idea, la insulina es la hormona que le dice a nuestro cuerpo cómo debería almacenar exactamente la energía. Cuando la insulina se encuentra fuera de control, esa energía se almacena en forma de grasa, lo que provoca grandes ganancias de peso. Como podemos recordar, la diabetes es precisamente uno de los problemas de salud con mayor vinculación a la obesidad y el sobrepeso.
- Estrógeno. Un mal procesamiento de los estrógenos por nuestro organismo puede derivar en almacenamiento de grasa extra además de en la aparición de celulitis en zonas especialmente sensibles a ella.
- Leptina. Es quizá la hormona más peliaguda puesto que es la encargada de avisar a nuestro cuerpo de cuándo está saciado y por lo tanto ha de dejar de ingerir alimentos. Tener un bajo nivel de leptina, provoca que suframos un hambre voraz que sólo podrá ser mitigado tomando grandes cantidades de alimentos.
- Cortisol. Esta hormona está relacionada con los episodios de estrés. Es la encargada de hacernos engordar cuando estamos atravesando etapas especialmente peliagudas para nuestro estado de ánimo. La función que cumple el cortisol en estos casos es la ralentización extrema del metabolismo y por ello es por lo que tiene tanta influencia en nuestra masa corporal.
Patologías hormonales que derivan en ganancias de peso
Hay patologías directamente relacionadas con las glándulas productoras de hormonas que tienen mucho que ver con las variaciones de peso. Las más comunes son las relacionadas con la glándula tiroidea, puesto que es la encargada de regular nuestro metabolismo.
Parece imposible que una zona tan pequeña de nuestro cuerpo pueda darnos tanta lata, pero ¡sí! La gran responsabilidad que recae sobre ella hace que en ocasiones se estrese, provocando grandes desajustes en nuestro organismo.
La patología de la glándula tiroidea que más puede afectar en nuestro peso es el hipotiroidismo. La baja producción de hormonas supone un grave golpe para el normal trascurso de nuestro metabolismo, que reacciona reteniendo líquidos y haciéndonos engordar hasta 7 kilos.
En caso de que estés ganando peso sin una razón justificada, acude inmediatamente a tu doctor, puesto que puede ser que la tu glándula tiroidea haya empezado a dar guerra. Otros síntomas del hipotiroidismo son: caída de cabello, depresiones injustificadas, párpados caídos y hormigueos frecuentes en la palma de la mano.
Medicación, hormonas y sobrepeso
- Píldoras anticonceptivas. ¡No! Es hora de desmentir esta leyenda. Las píldoras anticonceptivas no engordan. Sí que es cierto que algunas mujeres tienden a acumular líquidos durante el tratamiento, pero se suelen perder dos meses después de haberlo comenzado y la diferencia de peso no supera los 500 gramos. Sí que es cierto que hay un porcentaje de mujeres que nota cambios de peso cuando comienza a ingerir la píldora, pero éste no supera el 4%. Este mito creado en torno a este tipo de medicación se debe sobre todo a que cuando se comenzó a utilizar sí que contenía una gran cantidad de estrógenos que efectivamente influían en la ganancia de peso, pero con el paso de los años el nivel de hormonas se ha reducido y ese efecto ha, prácticamente, desaparecido.
- Corticoides. Este nombre ya nos suena. Aunque producimos cortisol de forma natural, en ocasiones hay que complementar esa segregación con medicamentos que se utilizan para mitigar infecciones en nuestro organismo, así como para favorecer el metabolismo de determinados nutrientes como los carbohidratos o las proteínas. La ingesta de estos medicamentos no produce un aumento de nuestra grasa corporal, más bien favorece la retención de líquidos por lo que los pacientes que siguen un tratamiento de estas características se verán hinchados: es una ganancia de peso más fácil de eliminar que la que se produce en el caso de la grasa.
Los ciclos de vida de la mujer, influyentes en las variaciones de peso
Los cambios hormonales que experimentan las mujeres a lo largo de su etapa fertil incluso mensualmente, afectan a su masa corporal. Especialmente son tres las etapas de nuestro ciclo vital hormonal en las que somos más susceptibles a coger kilos:
- Adolescencia. Diversos estudios han demostrado que muchas mujeres sufren un ligero aumento de peso cuando atraviesan su primera menstruación. Por otro lado, el factor psicológico también influye durante esta etapa, ya que la alteración de las hormonas provoca variaciones de humor, sensaciones de estrés, depresión y ansiedad que suelen mitigarse con comida y fomentan un estilo de vida sedentario.
- Embarazo. Durante este periodo se produce un desajuste en los circuitos en nuestro organismo que controlan el hambre y la saciedad. La consecuencia es inevitable: durante este periodo si no se sigue una dieta estricta y controlada por un especialista en nutrición, nuestro peso se descontrola.
- Menopausia. La disminución de hormonas sexuales altera el mecanismo que regula la proporción entre músculo y grasa, además de que complica el procesamiento de lípidos que se vuelve un proceso mucho más laborioso que durante la edad fértil de la mujer.
No obstante, con una dieta equilibrada y controlada por un especialista, las variaciones de peso que inevitablemente se producen durante estos periodos se pueden paliar y regular, de tal modo que se reduzcan o incluso desaparezcan.
La solución está en el problema: las hormonas contra la ganancia de peso
Y como muchas veces ocurre, en el problema está oculta la solución. Es precisamente de nuestras fronteras, concretamente en la Universidad de Barcelona, donde están comenzando a investigar cómo se podrían emplear las hormonas para conseguir el efecto contrario que se viene dando por naturaleza, es decir, emplear estos elementos para conseguir invertir el proceso de ganancia de peso y aportar este hito como solución al problema de la pandemia de obesidad y sobrepeso de la que actualmente se aqueja la sociedad.
La hormona con la que se está trabajando es la FGF21, con la que se está intentando activar los tejidos que almacenan grasa para eliminar los depósitos excesivos de grasa nociva en nuestro tejido adiposo, principal factor en las enfermedades de la obesidad y el sobrepeso. Esta sustancia química orgánica podría solucionar además cierto tipo de cardiopatías, muy correlacionadas con el exceso de peso.
Lo estudios no dejan de publicarse, la ciencia no deja de avanzar, las investigaciones –en mayor o menos medida, por desgracia dependiendo de las partidas presupuestarias- no cesan de arrojar nuevos datos que hacen que al fondo del túnel podamos vislumbrar una esperanza para acabar con la pandemia del siglo XXI. No obstante, el primer paso tiene que partir de nosotros. Un dicho de abuela nunca encerró más verdad: más vale prevenir que curar y el prevenir sólo recae en nuestras manos.