Crece en más de un 30% la demanda de tratamientos contra las consecuencias estéticas provocadas por el “cuello Smartphone”

¿Se pueden prevenir sus efectos? Rotundamente sí

El uso excesivo y continuado del móvil acelera el envejecimiento: provoca arrugas e incrementa la papada
Los doctores alertan de sus consecuencias no solo a nivel psicológico y de estrés, sino también a nivel físico
Sus consecuencias se pueden combatir con tratamientos, pero lo más recomendable es prevenirlas

MADRID. 10/01/19. En los tres últimos meses ha crecido en más de un 30% la demanda de tratamientos para combatir los efectos del nuevo fenómeno bautizado como “cuello Smartphone”, es decir, las consecuencias fatales que supone el uso excesivo y continuado de los teléfonos móviles, repercutiendo no solo en la salud mental y en el bienestar, sino también en el aspecto físico, acelerando los signos de envejecimiento tanto en el óvalo facial como en el cuello.

Cada vez son más los pacientes que acuden a consulta para eliminar las arrugas en la zona frontal del cuello. Son muy reconocibles, abarcan toda la anchura de izquierda a derecha y su aspecto es similar al de unos pliegues, a veces con color algo más claro que el resto de la piel. Lo normal es que estas arrugas comiencen a ser muy evidentes a partir de los 40, pero es muy revelador que el perfil de paciente ahora es bastante muy joven. Es muy común que se trate de jóvenes de 30 años que utilizan muchísimo el móvil tanto en el trabajo como en sus momentos de ocio, ha explicado el doctor Miguel de la Peña, director de las Clínicas Diego de León.

Recurren a tratamientos, pero lo más recomendable es la prevención

Los efectos del cuello Smartphone no solo se caracterizan por las arrugas, sino también por la deformación del óvalo facial y el crecimiento injustificado de la papada con mucha flacidez. “No es normal que pacientes relativamente jóvenes con peso saludable, acudan a consulta con el óvalo facial excesivamente redondeado y con una papada prominente”, ha destado el doctor De la Peña. Evidentemente se debe a defectos posturales.

Para ello, los pacientes recurren a la eliminación de arrugas y papada con HIFU, una especie de lifting sin cirugía que actúa a través de ondas de choque que penetran en la piel con una tecnología avanzada basada en ultrasonidos. El segundo tratamiento más demandado es el thermage, otra alternativa al lifting, que combate la flacidez y la piel a través del calor provocado por la radiofrecuencia. El tercer tratamiento más demandado son los hilos, especialmente cuando el uso del Smartphone ha acabado con la definición del óvalo facial y ha incrementado notablemente las arrugas y la flacidez en el cuello. Los hilos se introducen en la piel para tensarla y definir la zona donde se aplican. Se reabsorben de forma progresiva desde la realización del tratamiento.

Pero ¿Cómo prevenir el cuello Smartphone?

Lo más recomendable es prevenir sus efectos antes que tener que solucionarlos porque si no se pone remedio a edades tempranas, esta adicción al móvil va a desencadenar en que muchos de los jóvenes tendrán que recurrir a un lifting con cirugía cuando lleguen a los 50 años, ya que tendrán el cuello completamente envejecido con la piel descolgada y arrugada. No obstante, lo peor es que está repercutiendo en problemas de espalda, dolores cervicales, problemas ópticos y estrés. Todas estas consecuencias se pueden evitar no solo limitando el número de horas frente al teléfono móvil, sino corrigiendo posturas. Es imprescindible que se eleven algo más los brazos al contemplar la pantalla del móvil para evitar agachar en exceso la cabeza y el cuello.

Además, se puede recurrir a la utilización de dispositivos complementarios y soportes que ayuden a elevar la vista y la postura de la espalda. Es recomendable también recurrir más a los auriculares y a la opción de manos cuando se realizan llamadas. Y lo más importante, buscar alternativas, especialmente en tiempo libre y de ocio. Hay que reducir drásticamente el número de horas al día frente al móvil, ha zanjado el doctor De la Peña.