La obesidad y el sobrepeso han dejado de ser problemas que veíamos a través de la televisión y que pensábamos que sólo tenían una gran penetración en países como Estados Unidos. España ha alcanzado unos niveles muy preocupantes de prevalencia de estas patologías.
Un estudio realizado por SENPE (Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral) entre mayo de 2014 y mayo de 2015 ha arrojado datos tremendamente alarmantes. Según las mediciones antropométricas realizadas a lo largo de los meses que ha durado la investigación, un 60,9% de la población española tiene un índice de masa corporal (IMC) de entre 25 y más de 30, lo cual se traduce en graves problemas de obesidad y sobrepeso.
La OMS estima que si el ritmo de crecimiento de esta enfermedad sigue el progreso que ha seguido hasta ahora, hacia el año 2030 la cuota de población con problemas de exceso de peso en los españoles podría alcanzar el 80%.
Con estas tasas, España supera la media europea de ciudadanos aquejados de obesidad y sobrepeso, afectando a uno de cada cuatro adultos y lo más desesperanzador: a uno de cada tres niños.
Obesidad y sobrepeso en las diferentes comunidades autónomas de España
El reparto de los problemas de exceso de peso en el mapa español es desigual. Las comunidades autónomas con mayor porcentaje de personas afectadas por esta enfermedad son: Asturias con un 25,7%, Galicia con un 24,9% y Andalucía con un 24,4%. Los porcentajes más bajos se van para Baleares (10,5%), Cataluña (15,5%) y el País Vasco (16,85%).
El reparto geográfico desigual debería llevarnos directamente a preguntarnos cuáles son los verdaderos motivos de la expansión de esta nueva pandemia en nuestro país a lo largo de la última década.
Causas de la obesidad y el sobrepeso en España
Quedarse en la superficie del asunto podría hacernos pensar que el problema de la obesidad en España se debe estrictamente a causas superfluas como cambios en los hábitos alimenticios y deportivos, sin embargo la raíz es mucho más profunda y se asentaría principalmente sobre dos bases: la crisis y la falta de educación alimenticia en nuestro país.
Crisis como causa del exceso de peso
La crisis económica atacó la base de la sociedad contemporánea y por ello todos los sistemas y actividades que se asentaban sobre ella se han tambaleado, llegando también el derrumbe de pilares básicos como el de la salud.
El resentimiento monetario de las familias ha hecho que se deje de lado el consumo de alimentos frescos y por tanto con un precio más elevado como las verduras y frutas y que hayan aumentado las compras de comida que efectivamente, es más económica pero ataca de forma demoledora a nuestra salud.
La comida rápida se está asentando cada vez más en la rutina alimenticia de los españoles y está arrasando por completo la tradición de la dieta mediterránea que seguíamos, que aportaba una variedad equilibrada y saludable de nutrientes.
Por otro lado, la falta de recursos económicos también ha disminuido el número de intervenciones de tipo bariátrico en España. Las dietas funcionan pero no en todos los casos. Cuando el problema de exceso de grasa sobrepasa ciertos límites y se hace persistente es necesario acudir a un cirujano para curar estas patologías.
Estas intervenciones se suelen contemplar como un capricho más que como una necesidad y pese a que es un craso error, la creencia está tan asentada que ha hecho que someterse a ellas se haya convertido en una de las muchas cosas de las que prescindir cuando la crisis aprieta.
La educación influye en la ganancia de peso
La educación no suele ser uno de los factores que se contemplan a priori como causa del sobrepeso, sin embargo es mucho más importante de lo que parece y está estrechamente ligado con los problemas económicos que comentábamos en el punto anterior.
La falta de educación en nutrición, especialmente en niños y adolescentes, hace que los hábitos alimenticios se tomen a la ligera puesto que no existe conciencia de lo que una mala dieta puede suponer para nuestra salud.
Los recortes en este tipo de políticas no hacen ningún bien al bienestar de la población y además atentan directamente contra las medidas de prevención dictadas por la OMS.
Más allá de medidas orientadas exclusivamente a una educación alimenticia, se ha observado que la falta de escolarización y el analfabetismo también influye en la ganancia de peso. La tasa de penetración de la obesidad es mucho mayor en este sector de la población que en el que abarca a personas con un nivel educacional medio-alto.
Soluciones a la obesidad y el sobrepeso
Lo primero que nos viene a la cabeza cuando hablamos de perder peso son las palabras dieta y ejercicio. Sin embargo, como hemos mencionado antes este tándem no siempre es el ideal para recuperar un peso saludable. No obstante a continuación veremos qué tratamiento es el más adecuado dependiendo de nuestro nivel de grasa corporal:
- Dieta: lo primordial en una dieta para perder peso no es el tiempo que pasamos haciéndola, controlando las calorías que consumimos o privándonos de esos caprichos que tanto echamos de menos cuando estamos atravesando el proceso. Lo verdaderamente provechoso de una dieta es que esté dirigida por un profesional que fomente una reeducación alimenticia que mejore nuestros biorritmos y haga que reestructuremos nuestros hábitos. La ausencia de un nutricionista durante el proceso de una dieta es lo que suele hacer que no triunfe y que eso no sólo afecte a nuestra salud física sino también mental, puesto que la sensación de fracaso suele ser devastadora a la hora de iniciar un nuevo proceso.
- Balón intragástrico: el balón intragástrico destaca como el tratamiento más rápido, seguro y eficaz para la pérdida de peso. Se recomienda para pacientes con un IMC situado entre 30 y 40. Se puede alojar en el estómago 6 ó 12 meses, dependiendo de las indicaciones que dé el doctor en función de la casuística de cada paciente.
- Método POSE: el método POSE es el más novedoso para bajar kilos. Consiste en la realización de pliegues en la base del estómago con el fin de reducir su tamaño hasta un 30%. Al igual que el balón gástrico se recomienda en pacientes cuyo IMC supere el 30. La principal ventaja del método POSE es que es un tratamiento ambulatorio no invasivo.
- Manga gástrica: recomendada para los pacientes que superan el 35 de IMC. La manga gástrica al contrario que los dos métodos anteriores de reducción de estómago sí que es una cirugía invasiva, pero los resultados son mucho más notorios que en el POSE y el balón.
- Bypass gástrico: es el método más radical para la reducción de estómago. Los pacientes que se someten a este tipo de intervención son aquellos cuyo IMC supera el 45 y cuya salud está en un peligro extremo. Los pacientes que se realizan un bypass gástrico reducen el tamaño del estómago hasta un 80%.
En todos estos tratamientos es esencial que se haga un seguimiento posterior por parte de un profesional para evitar recaer en malos hábitos alimenticios que puedan dar al traste con todo el proceso quirúrgico y de recuperación.
Son varias las soluciones que existen para acabar con la obesidad y el sobrepeso pero se podría evitar llegar a estos extremos partiendo de una reeducación nutricional que nos permita seleccionar cuáles son los alimentos más aptos para nuestro ritmo de vida, metabolismo e incluso condición económica.
Frenar la pandemia de la obesidad no sólo queda en manos de la OMS. Las políticas de concienciación son necesarias, pero el cambio tiene que partir de todos y cada uno de nosotros. Tenemos que tener muy claro que cambiar las agoreras tendencias que vaticinan los estudios está en nuestras manos.
Nuestra salud depende de nuestra dieta y cuidarla tiene que empezar a ser un punto más dentro de nuestra rutina.